Daniela Peirano, de nacionalidad chilena, fue cooperante con Progressio en la Repúblicana Dominicana y Haiti, desde mayo 2010 a septiembre 2011. Daniela con un grupo de socias de la Asociasion Femmes Fonds Parisien Pour le Développement, en una comunidad de la frontera haitiana. En la foto se ve Daniela con un kwokitol en la mano, especie de donut local. Esta iniciativa fue parte de un proyecto de micro-emprendimiento con mujeres haitianas apoyado por Daniela/Progressio y las Hermanas Vedrunas.
¿Qué has hecho desde cuando terminaste tu convenio con Progressio, y que haces ahora?
Cuando terminé mi convenio regresé a Chile por un año para descansar, acompañar a mi familia y reencontrarme con mis amigos. Durante ese año dicté clases en una universidad sobre formulación y evaluación de proyectos sociales, por lo que la experiencia en Progressio fue muy enriquecedora.
Actualmente me desempeño como Oficial Asociada de Servicios Comunitarios en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) Colombia, específicamente en Cúcuta, frontera con Venezuela, y mi trabajo consiste en transversalizar un enfoque diferencial (AGDM o Edad, Género y Diversidad) en las distintas intervenciones de Prevención, Protección y Soluciones que desarrolla la oficina con población desplazada o en riesgo de desplazamiento.
Por favor describe tu rol como cooperante, y la organización con que trabajaste.
Mi experiencia como cooperante fue bastante particular, ya que, al enmarcarse en el período postemergencia por el terremoto de Haití de Enero del 2011 y ser de carácter binacional, tuvo características bastante particulares.
Este proyecto intentaba generar iniciativas de recuperación temprana a ambos lados de la frontera, y por las características del territorio y el carácter de emergencia de la iniciativa, no logré tener una contraparte oficial, sino más bien varios “socios implementadores” tanto dominicanos como haitianos.
Mi principal “socio” fue una comunidad de tres religiosas misioneras - Hermanas Carmelitas Vedrunas - que se ubicaban en Fonds Parisien, una comunidad de la frontera haitiana, quienes me ayudaron en la inserción territorial y la coordinación de las diversas iniciativas que contemplaba el proyecto, entre ellas, generación de ingresos con mujeres, recuperación de un mercado, asistencia a campamentos de desplazados y canalización de un río.
La experiencia con las Hermanas fue muy interesante ya que ellas desarrollan una labor muy significativa en el ámbito educativo. De hecho, Progressio las ayudó a rehabilitar una capilla que inicialmente sirvió como centro de acopio para distribución de alimentos tras el terremoto, y luego se transformó en una escuela preescolar para más de 60 niños y niñas de escasos recursos y con casi inexistentes posibilidades de ingresar al sistema escolar.
¿Qué te animó/inspiró a postular como cooperante para Progressio?
Las ganas de conocer nuevas culturas y “aprender haciendo”, aportar a un desarrollo consciente y a escala a partir del respeto por los saberes locales. Me pareció que la propuesta de Progressio respetaba esos principios y aportaba al desarrollo a escala local con respeto y seriedad.
Además, yo ya había trabajado anteriormente en Haití, por lo que esta propuesta en particular significaba el reto de represar y aportar con más responsabilidad aún, especialmente luego del terremoto del 12 de enero del 2010.
¿Qué te impactó más sobre el modelo de cooperante de Progressio?
Me gustó el modelo de cooperación a escala, el trabajo con contrapartes locales y en condiciones bastante más modestas y humildes que la mayoría de las agencias de cooperación que generan u demasiadas distancias entre sus condiciones de vida y las de la comunidad.
En términos de la relación con la oficina central, la relación fue muy familiar y con respeto por la autonomía de la persona cooperante.
Como contrapartida, este modelo implicó en mi caso, encontrarme muchas veces sola y me faltó un equipo de trabajo con quien pensar las intervenciones y en quien apoyarme desde el terreno.
¿Qué disfrutaste/te gustó más de tu experiencia como cooperante?
El contacto con la comunidad de una manera cercana y coherente con el contexto. Si bien mi experiencia fue “atípica” ya que no contaba con contraparte oficial, sino que ejecute directamente un proyecto, esto me permitió ver los resultados concretos de mi trabajo. Este resultado se vio reflejado, más que en los progresos materiales, en el empoderamiento de algunas de las mujeres con las que trabajé, y ese fue también el resultado más valorado por ellas.
¿Cuáles fueron algunos de tus grandes éxitos mientras trabajaste de cooperante?
El poder planificar el trabajo en conjunto con la comunidad y diseñar acciones pertinentes al territorio. Creo que el éxito fue el empoderamiento de las mujeres, más allá del pequeño beneficio económico que podría traerle emprendimiento en el que trabajamos, es la visibilización del rol fundamental de las mujeres en la comunidad y su apropiación del rol de interlocución con las autoridades locales.
¿Cuáles fueron algunas de los principales desafíos y lecciones aprendidas?
El principal desafío fue trabajar sola y en temas que no manejaba, como el del emprendimiento productivo. El aprendizaje es que sin importar el carácter de emergencia que impliquen nuestras acciones, es imprescindible planificar con los involucrados en la intervención, de lo contrario, estaremos dañando a la comunidad y gastando recursos en acciones sin continuidad ni sustento territorial.
Otro aprendizaje es que el acceso a la generación de ingresos es la clave principal para la autonomía de las comunidades, y esto puede hacerse desde una perspectiva asociativa y comunitaria.
¿Esta experiencia te cambió como persona de cualquier manera?
Todas las experiencias representan aprendizajes y cambios, evidentemente esta también, principalmente el ejercicio de la tolerancia y el aprender a vivir y respetar a otros con historias, costumbres y lógicas diferentes.
El cariño y las sonrisas de la comunidad también me siguen acompañando.
¿Esta experiencia de cooperante tuvo alguna influencia en tu carrera/dirección futura, y te ha ayudado a llegar a donde estas hoy? En caso afirmativo, ¿como?
Si, la experiencia en contextos complejos, trabajo de frontera y trabajo humanitario fueron claves a la hora de ser seleccionada en mi actual posición como oficial de servicios comunitarios en ACNUR Colombia, justamente en una zona fronteriza otra vez.
¿Que consejo darías a alguien que esté pensado ser cooperante?
Que los procesos no comienzan cuando nosotros llegamos ni se acaban cuando nos vamos, es un movimiento continuo al que nosotros solo aportamos.
En chile decimos “Pare, mire y escuche”, el llegar a un contexto desconocido con tiempos y lógicas diferentes, especialmente a quienes venimos de las lógicas más pragmáticas, es complicado y genera muchas angustias. No se trata de apurar a la gente para que cumpla con nuestros plazos e indicadores, sino al revés, somos nosotros quienes tenemos que ajustar nuestras planificaciones e instrumentos y ofrecerlos al servicio de los procesos del territorio.