Ernest Cañada Mullor, español, fue cooperante con Progressio en Nicaragua con la Fundación Luciérnaga, desde enero del 2005 a enero del 2009.

¿Qué has hecho desde cuando terminaste tu convenio con Progressio, y que haces ahora?

En febrero de 2009 me incorporé como coordinador de Alba Sud, un centro de investigación y comunicación para el desarrollo fundado en Barcelona el año 2002 y con presencia de investigadores y comunicadores tanto en España como en Centroamérica y México. Ahora vivo a medias entre Managua y Barcelona y trabajo en investigaciones y en la realización de documentales relacionados básicamente con cuestiones de desarrollo rural. 

Por favor describe tu rol como cooperante, y la organización con que trabajaste.

En Luciérnaga trabajaba básicamente desarrolando campañas de comunicación en torno a temas como el turismo responsable o la soberanía alimentaria. Esto implicaba tanto trabajo de análisis de determinadas realidades y la preparación de recursos didácticos diversos para desarrollar las campañas, ya fuera la producción de documentales o preparar publicaciones, y después su difusión ante diversas audiencias: universidades, colectivos de base, etc. Al mismo tiempo invertía parte de mi tiempo en la capacitación de algunos miembros del equipo, sobre todo en la parte de diseño y gestión de proyectos que permitieran llevar a cabo este trabajo. 

¿Qué te animó/inspiró a postular a una vacante de cooeprante con Progressio?

Llevaba bastantes años trabajando en Nicaragua y en otros países de Centroamérica con otra organización de desarrollo, pero aún no había tenido la oportunidad de vivir en uno de estos países de forma estable una larga temporada. Quería hacer una apuesta fuerte e implicarme a fondo en las cosas que creía desde una organización de base. Y Progressio me permitió esta oportunidad. 

¿Qué te impactó más sobre el modelo de cooperante de Progressio? 

La generosidad con la que Progressio gestionaba el trabajo de sus cooperantes una vez en las contrapartes. Realmente podíamos trabajar y teníamos la sensación de que si uno realmente se creía lo que estaba haciendo. Progressio era respetuoso con nuestro trabajo y el de las contrapartes. No estábamos al servicio de otras agendas o intereses y esto a uno le animaba mucho. Además valoro mucho el trabajo de seguimiento que se hacía de nuestro trabajo, puedo dar fe que realmente se leían nuestros informes y siempre recibíamos una devolución inteligente. 

¿Qué disfrutaste/te gustó más de tu experiencia como cooperante?

La posibilidad de desarrollar campañas de comunicación de un modo integral y con un compromiso real con la gente de las comunidades y organizaciones sociales para las que, en última instancia, trabajábamos. Y a la vez la posibilidad de aprender que tuve a lo largo de todos estos años. Luciérnaga fue una gran escuela, en todos los sentidos. 

¿Cuáles fueron algunos de tus grandes éxitos mientras trabajaste de cooperante?

El desarrollo de la campaña de comunicación sobre turismo responsable. De forma pionera en Nicaragua logramos posicionar tanto el tema del turismo comunitario como la necesidad del debate público sobre los riesgos e impactos negativos que podía generar el turismo. Esto suposo la producción de ocho videos, dos libros, diversos materiales didácticos y decenas de actividades públicas. 

¿Cuáles fueron algunos de los principales desafíos y lecciones aprendidas?

Para mi fue difícil entender y asumir que los procesos de cambio social son mucho más complejos y contradictorios que lo que uno pudiera imaginarse y que, en realidad, están plagados de contradicciones y limitaciones, también de uno. Esto en lo teórico es fácil de comprender, hasta banal diría uno, en cambio desde una perspectiva personal, vivencial, es algo realmente complicado, e implica mantener el compromiso y la creencia en las cosas que a uno lo llevaron a involucrarse en este tipo de trabajo, sin caer en el cinismo que, desgraciadamente, rodea también a nuestra profesión. 

¿Esta experiencia te cambió como persona de cualquier manera?

Sin duda. Uno madura, crece con la experiencia. Y no sólo a nivel de saber hacer, de conocimiento técnico, si no como persona y profesional en lo que ello implica. 

¿Esta experiencia de cooperante tuvo alguna influencia en tu carrera/dirección futura, y te ha ayudado a llegar a donde estas hoy? 

Gané muchísima experiencia y conocimiento en el campo de la comunicación para el desarrollo. Esto, con la experiencia que ya había desarrollado en campos como la educación para el desarrollo y la investigación social, me ha permitido desarrollarme mucho más en este nuevo trabajo en Alba Sud, donde he podido combinar estos tres tipos de habilidades. Sin la experiencia que me permitió tener Progressio dificilmente podría estar haciendo lo que hago ahora. 

¿Qué consejo darías a alguien que esté pensado ser cooperante?

Que el trabajo en desarrollo tiene que ver con el compromiso social y la profesionalidad. Los dos son necesarios. Y también con cierta capacidad de autocrítica, de aprender evaluarse uno mismo en cada momento en relación a los procesos sociales en los que está implicado y desde qué posición.