Juan Diego, de nacionalidad Colombiana y Española, fue cooperante con Progressio en Peru, desde abril 1996 a Abril 2000, con la organización Asociación Puykllasunchis.
¿Qué has hecho desde cuando terminaste tu convenio con Progressio, y que haces ahora?
Hace ya 18 años que fui cooperante con Progressio. Tras terminar, me uní a una consultora española para hacer seguimiento de proyectos de cooperación internacional de la Agencia Española de Cooperación en Marruecos y luego he estado realizando misiones cortas en diferentes países de Latino América, como Chile, El Salvador, Colombia respectivamente, y por último en Honduras el año pasado, con diferentes agencias de cooperación internacional. En cada una de las misiones, la experiencia es nueva y te permite compartir tus competencias profesionales y humanas y al mismo tiempo recibir una gran riqueza de saberes y conocimientos locales que te enriquece como ser humano y te hace hincapié en la sencillez y en valorar la vida humana cada vez más. Lo cual te hace ser un luchador motivado para contribuir en lo posible a construir un mundo más justo donde quiera que uno este.
Hoy en día me desempeño como educador y emprendedor en temas de medio ambiente y organizaciones de voluntariado. Evalúo y asesoro proyectos educativos y de cooperación internacional, lo cual ratifica la influencia que ha tenido esta experiencia en mi quehacer como persona y profesional.
Por favor describe tu rol como cooperante, y la organización con que trabajaste.
La descripción inicial del trabajo era muy motivadora ya que se tratada de unirse a un equipo de educadores de diversas disciplinas para incluir la educación ambiental como una dimensión transversal para el currículum educativo de una asociación educativa peruana con base en Cuzco. Fue un gran reto.
La Asociación Pukllasunchis - www.pukllasunchis.org - es una organización sin ánimo de lucro y educativa con una trayectoria ejemplar y digna de conocerse mundialmente. Compuesta por un grupo de docentes con vocación plena y con una historia que se remonta hacia los años 70’s con la llegada de una suiza docente a Cuzco, que con su tenacidad y un grupo de amig@s locales inician la puesta en marcha de un jardín infantil, que luego crece a un colegio de primaria, luego de secundaria (en este momento de la historia llego al proyecto), y luego ha continuado con un centro de formación docente y un centro de Promoción Ambiental Kawsay. El proyecto educativo Pukllasunchis tenía un cierto liderazgo en ese momento en el sector educativo en Cuzco y era ciertamente un referente para las autoridades educativas peruanas y otras organizaciones en el tema educativo. En 1996, el trabajo de género, interculturalidad y medio ambiente eran tres ejes que abordaban el quehacer educativo de Pukllasunchis. El respeto al otro, la cultura del dialogo, la recuperación de los saberes ancestrales de la cultura local, la formación de formadores, el trabajo en grupo y en red fueron la base para desarrollar el trabajo que vería hacer: infundir educación ambiental a varios niveles. A propósito, Pukllasunchis en quechua significa (pukllay = Jugar) “Aprender jugando”.
¿Qué te animó/inspiró a postular a una vacante de cooperante con Progressio?
Primero el querer compartir y devolver lo aprendido en mi formación universitaria y laboral en el extranjero a las gentes de América Latina, había terminado mi Maestría en la Universidad Newcastle Upon Tyne, y quería compartir con las personas de donde vengo, con raíces latinas. Segundo, quería que mi compañera de vida y esposa conociera el ambiente de donde provenía y vivir junto a ella una experiencia de vida conjunta para aprender en un mundo diferente al europeo, para compartir con los demás y que pudiera conocerlo para entenderlo y en el proceso de hacernos más persona y como pareja valorar aún más cada día de la vida para enfrentar nuevos retos e intentar sacar y ofrecer lo mejor que cada uno tiene en este camino para construir algo mejor. Fue una experiencia vital personal y en pareja excepcional.
Eran y son razones de vida, razones ligadas a la tierra, a regresar a los Andes. Latino América es una maravillosa tierra, con grandes contrastes sociales, con una riqueza abierta donde siempre te enseña y aprendes mucho más de lo que uno da. Todo lo que uno haga es poco para lo mucho que recibes de la tierra y sus gentes. Fue una lección de vida que te marca para siempre.
Fue ilusionante, trabajar para una organización que dentro de sus valores principales estuviera la cooperación internacional y que tuviera una trayectoria global. Lo cual en ese momento de mi vida, sirvió para orientar más mi construcción como persona y como profesional preocupado por la distribución de la riqueza, la educación en valores y la protección del entorno, algo en lo que aún continúo.
¿Qué te impactó más sobre el modelo de cooperante de Progressio?
Posiblemente el aspecto más humano de la cooperación, que siempre encontré un intelocutor activo que se preocupa de la parte personal, en el sentido de ofrecer un ambiente idóneo para poder desarrollar el trabajar que has venido hacer, procurando realizar talleres de formación ocasionales y encuentros sobre diversos temas durante la misma misión, fomentando el encuentro con otros cooperantes que estaban trabajando en el mismo país en otros ámbitos de la cooperación, lo cual permitía tener una mejor visión global a nivel de país de lo que estaba ocurriendo y permitía intercambiar experiencias, hacer contactos, crear redes y compartir con personas de gran experiencia previa en cooperación y otros sectores sociales y económicos que fueron muy útiles para llevar a buen puerto la labor que se estaba realizando.
Había también un seguimiento permanente por parte Progressio, pero no con carácter fiscalizador punitivo, sino todo lo contrario, para ver si el logro de los objetivos se estaba alcanzando según el plan o había que corregir el rumbo y apoyar en el cómo hacerlo. No he encontrado esto en otros proyectos, al menos no con la intensidad y oportunidad como lo viví en aquella época y lo agradezco mucho. Hacía que el trabajo que se estaba haciendo fuera importante y te daba mayor certeza para que se llevara a cabo para todas las partes involucradas en el proyecto y sentía una compañía constructiva en el camino.
¿Qué disfrutaste/te gustó más de tu experiencia como cooperante?
Lo mejor fue tener la oportunidad de vivir en un lugar como Cuzco junto con mi esposa y con unos compañeros y amigos de trabajo volcados en el proyecto educativo de una manera especial y muy única. Compartir y aprender con todas aquellas personas en Cuzco y alrededores y con algunas de las cuales tras 18 años, aún seguimos en contacto, ha sido lo mejor que me ha ocurrido como cooperante en ese proyecto.
¿Cuáles fueron algunos de tus grandes éxitos mientras trabajaste de cooperante?
Hubo varios, pero quizás la realización de la campaña de limpieza del Santuario Histórico de Machu Picchu, con toda la coordinación interinstitucional, la respuesta y participación de la gente y las instituciones fue un gran hito del cual forme parte y en el cual Pukllasunchis, tuvo un gran protagonismo.
También, la elaboración de los materiales educativos que desarrollamos conjuntamente con el grupo de profesoras de ciencias para incluir los temas ambientales en el curriculum fue un logro importante, al igual que la publicación “Educación para el Futuro” que se hizo con Progressio sobre este proyecto en Perú.
Las múltiples plantaciones con árboles de especies autóctonas que realizamos para enverdecer el terreno del colegio en San Sebastián junto a la cuenca del río Kachimayo, incluidas las plantaciones de plantas medicinales y aromáticas que iniciamos a cultivar en aquella época y los ensayos para la separación de basuras y fabricación de compost. Todas estas actividades dieron el inicio de una dimensión ambiental importante en todo el proyecto Pukllaunchis. Y muchas de ellas han prosperado como puede verse en hoy en día allí.
De manera paralela y complementaria, se promovieron talleres de reciclado y fabricación de papel y de fabricación de tinturas, pomadas y mates (infusiones) con base en el uso de plantas altoandinas con diversas propiedades y trabajando conjuntamente con organizaciones clave como el Instituto de Ecología y Plantas Medicinales y el Centro Guaman Poma de Ayala. Gracias a ellos, fue posible enmarcar y difundir esta experiencia en varias partes de la Región Inca e incluso a nivel nacional fueron reconocidas por el PREMIO CONAM para escuelas, reconociendo todo este trabajo realizado desde 1996 hasta 1999 en Pukllasunchis.
Y no puedo dejar de mencionar, el trabajo que realizamos con un otro cooperante de Progressio que estaba basado en Lima, Tom Jolly, y el desarrollo de Agenda 21 local y la participación juvenil. El pequeño grupo de jóvenes que participó a nivel municipal para la planeación de la ciudad en los procesos de Agenda 21 Local fueron también muy gratificantes, y nos permitió unir los trabajos de Lima y Cuzco aumentado el impacto nacional del proyecto de educación ambiental que estábamos realizando, apoyados por Progressio y la Unión Europea.
¿Cuáles fueron algunas de las principales dificultades y lecciones aprendidas?
Una de las principales limitaciones en el proyecto fue el flujo de caja, la liquidez con que se enviaba el dinero al proyecto desde Europa. Pukllasunchis tuvo que adelantar y prestar y hasta avanzar ciertas cantidades de dinero para poder adquirir los materiales y el financiamiento de algunas partidas para que el proyecto pudiera ponerse en marcha.
Otra debilidad, se tuvo en el taller de plantas medicinales y aromáticas, ya que a pesar de contar con prácticamente todo lo básico para funcionar necesitaba adicionalmente un mayor apoyo para la comercialización de los productos producidos que iban más allá de la simple presencia en ferias escolares o de barrio. La actividad no fue realmente autosuficiente hasta años después con nuevos apoyos y un esfuerzo de visión más empresarial posterior que han tenido mucho éxito, gracias a la experiencia previa que ya se tenía y a los nuevos apoyos posteriores que le ha conducido hoy por hoy a la creación y funcionamiento del Centro de Promoción Ambiental Kawsay (“Vida” en quechua).
Así puedo decir que la mayor lección aprendida fue que los procesos de cambio y consolidación de empresas, proyectos, relacionados con modificación de los valores, hábitos y comportamientos humanos, llevan muchos años de trabajo constante. Por esta razón la paciencia, la constancia y el empeño son definitivos en los proyectos de cooperación para poder crear al menos las capacidades locales necesarias para que una vez la persona cooperante termine su misión, aquellos que permanecen puedan continuar con la labor iniciada por muchos años hasta alcanzar el resultado que se busca.
¿Esta experiencia te cambió como persona de cualquier manera? En caso afirmativo, ¿de qué manera(s)?
Las experiencias en cooperación al desarrollo afectan profundamente a la persona en su crecimiento interior como ser humano y muchas veces marcan la trayectoria profesional definitivamente. Son vivencias que contribuyen a formar integralmente a una persona, a ponerse en el lugar del otro y a valorar más lo que haces, tienes y eres.
Estas experiencias enriquecen desde diversos puntos de vista pues los encuentros culturales y multiculturales enseñan a valorar y respetar otras maneras de vida y a conocer valores de otras culturas.
Dependiendo del grado de sensibilidad individual, el compromiso con que se va a la misión y la sinceridad propia la experiencia puede tener varios giros. Si el propio deseo y voluntad de ayudar a construir un mundo más justo y mejor repartido es una de tus principales aspiraciones, la cooperación internacional es un camino obligado para recorrer. En mi caso, fueron los temas ambientales que de manera paralela a la dimensión social (educativa y de salud) los que me han llevado y guiado por ese camino marcando mi trabajo y formando como educador ambiental.
¿Esta experiencia de cooperante tuvo alguna influencia en tu carrera/ dirección futura, y te ha ayudado a llegar a donde estas hoy? En caso afirmativo, ¿como?
La experiencia en cooperación internacional marcó sinceramente mi vida profesional. Una vez he regresado, he estado coordinando proyectos de acción voluntaria en áreas protegidas del sur de España y una parte importante de la gestión de proyectos, el trabajo con indicadores, la participación ciudadana, la planificación de actividades y el seguimiento del logro han sido herramientas que he estado utilizando durante más de nueve años y gracias a la experiencia vivida en este proyecto de cooperación internacional puedo decir que todas esas bases teórico - practicas de ese entonces se han consolidado y continuo aprendiendo y mejorando ya que la formación y mejora continua son sin lugar a duda un clave para poder crecer en el mundo de hoy.
¿Qué consejo darías a alguien que esté considerando postular a una vacante de cooperante con Progressio?
Quizás es un buen momento para reflexionar sobre dos cosas. La primera que desde tu interior hagas un análisis sobre tu capacidad de adaptación y de darse a los demás. Y segundo, Progressio lleva muchos años trabajando en este campo y tiene una red de personas que van a estar contigo para apoyar tu labor. Así que si estas buscando una experiencia que te ayude a crecer interiormente como persona humana integral y al mismo tiempo, brinde la oportunidad de contribuir con tu pequeño grano de arena a participar en un proyecto de cooperación al desarrollo donde utilizando tus competencias y experiencia vas a poder realizar ese objetivo, tienes aquí una oportunidad idónea para lograr lo que estas buscando.