Judith Turbyne trabajó en Honduras como cooperante en el campo de desarrollo comunitario, con la Asociación Popular de Desarrollo Integral (APDI), desde octubre de 1995 hasta abril de 1999.
¿Qué has hecho desde cuando terminaste tu convenio con Progressio, y que haces ahora?
Cuando trabajaba con Progressio, América Central se vio afectada por el huracán Mitch. En ese preciso momento había decidido dejar Progressio e ir a Escocia, pero el huracán me hizo cambiar de planes. Entonces decidí quedarme unos meses más con Progressio, antes de comenzar a trabajar en un puesto de post emergencia con “Christian Aid” en el norte de Honduras. Trabajé con ellos durante once años en una diversidad de puestos en Honduras, Londres y Jamaica. Entonces me ofrecieron la posibilidad de ir a Irlanda para ocupar el cargo de directora de Progressio en Dublín.
Describe tu rol como cooperante, y la organización con que trabajaste.
APDI (Asociación Popular de Desarrollo Integral) era una organización magnífica que estaba totalmente integrada por pequeños granjeros de tres municipalidades de los alrededores de Gracias Lempira. Todas las personas que trabajaban en la organización, excepto dos, eran voluntarias. Era una organización de desarrollo comunitario que se esforzaba por mejorar la calidad de vida de sus miembros y la de sus familias. A mí me contrataron por tener experiencia en desarrollo comunitario, y mi papel era básicamente reforzar algunos aspectos del trabajo de desarrollo comunitario de la organización.
¿Qué te motivó a postularte como cooperante con Progressio?
Cuando terminé la universidad trabajé en desarrollo comunitario en Guatemala y al regresar al Reino Unido decidí comenzar a estudiar nuevamente, lo que me llevó a un doctorado enfocado en empoderamiento y desarrollo. Tanto estudio me hizo realmente querer hacer algo práctico y volver a trabajar a nivel comunitario. Fui muy afortunada de que me ofrecieran una oportunidad en Progressio.
¿Qué te impactó más sobre el modelo de cooperante de Progressio?
Me encantaba el enfoque de Progressio, y fue por eso que me quedé con ellos más tiempo del período de asignación inicial. Había mucho respeto por la organización con la que trabajaba, y los indicios clave de ello eran que tanto la descripción de tareas como el plan de trabajo, que guiaba mis tareas diarias, fueron establecidos por la misma organización con el apoyo de Progressio. Antes de ir, siempre había sentido que podía aprender tanto como podía compartir, y ese fue verdaderamente el caso. Espero haber dejado la organización más fuerte de como la encontré. Sin lugar a dudas cuando dejé el rol comprendía mucho mejor el proceso de desarrollo, y en efecto, a mí misma.
¿Qué es lo que más disfrutaste de tu papel y de tu experiencia como cooperante?
Me encantó la forma en que me ayudó a aprender acerca de mí misma, de mis propias fortalezas y debilidades; y también tener la posibilidad de recorrer en mi pequeña motocicleta una de las zonas más bonitas del mundo, observando el cambio de las estaciones al pie de la montaña más alta de Honduras.
Cuéntanos algunos de tus logros más importantes mientras trabajabas como cooperante.
El equipo administrativo de la organización se profesionalizó mucho, y comenzaron a utilizar un sistema informático para llevar las cuentas. Aunque esto pueda no parecer asombroso, tenía un equipo de pequeños granjeros, que ni siquiera habían terminado la escuela, manejando un sistema sofisticado de forma clara y transparente. Además hicimos un muy buen trabajo ocupándonos de asuntos de género dentro de la organización. Para cuando yo me fui, había un equipo dedicado a asegurar que cualquier tema de género fuera considerado en todos los aspectos del trabajo de la organización. Por último, ayudé a la organización a revisar y reestructurar su constitución, para permitirle reflejar de forma más democrática los deseos de sus miembros.
Cuéntanos algunos de los principales desafíos y las lecciones aprendidas.
En la organización todos eran trabajadores voluntarios, a excepción de un pequeño estipendio para el director y para un miembro del equipo administrativo. El trabajo que hizo la organización fue fantástico y la gente le dedicaba mucho tiempo a su trabajo. A pesar de ello, todos tenían compromisos increíbles en otras partes, lo que a veces hacía que fuera difícil asegurar la continuidad del proceso. Era necesario incorporar flexibilidad en la forma en que se hacía el trabajo, para que les fuera fácil a las personas participar lo más posible.
¿Esta experiencia te cambió como persona de cualquier manera?
Me ayudó realmente a madurar como persona, aprendí muchísimo de mí misma y de cómo manejarme en una cultura diferente a la mía.
¿Esta experiencia de cooperante tuvo alguna influencia en tu carrera/dirección futura, y te ha ayudado a llegar a donde estas hoy?
Yo ya había trabajado y estudiado desarrollo internacional antes de mi experiencia como cooperante, aunque sí reafirmó mi compromiso en esa área de trabajo. Me ha ayudado, sin duda alguna, a llegar a donde estoy hoy y me ha permitido mostrar que tengo tanto la experiencia teórica como la práctica, que es fundamental para la gestión dentro de una organización de desarrollo internacional.
¿Qué consejo darías a alguien que esté pensando ser cooperante?
Si tiene la oportunidad, que se lance. Debería ser una experiencia profesional increíble, pero quizás incluso más importante sea la experiencia personal que le enriquezca su vida para siempre.